lunes, 30 de abril de 2012

Legitimación mediática en Argentina de la burbuja educativa chilena

El conflicto educativo en Chile es consecuencia de la mercantilización de un derecho. Tiene lugar al retirarse el Estado, en el contexto de las directivas de reestructuración del Capitalismo que ocurren a partir de mediados de la década de 1970 por el agotamiento del Estado de Bienestar de la posguerra (Castells, 1995). Desde una visión eurocéntrica, Manuel Castells analiza la transformación del capitalismo estadounidense de la década de 1980 -es decir que se trata un análisis desde el centro hacia el centro- y da por cierto este agotamiento. Pero advierte que Estados Unidos es un país excepcional en muchos aspectos y no pueden extrapolarse sus resultados empíricos a otros contextos sin la necesaria interpretación (Castells, 1995). Es decir que no queda demostrado en su planteo que en América Latina este agotamiento exista. Sin embargo se aplicaron las mismas recetas.
El modelo de consumo por nichos, acceso y pago de la educación chilena, que en el paradigma neoliberal se justifica porque el Estado no debe pagar por aquello que puede ser pagado por los individuos, genera desigualdades de forma tal que quienes no pueden pagar por una buena educación probablemente tengan menos oportunidades que aquellos que sí pueden hacerlo. Sin embargo, el modelo de educación chileno obtiene en Argentina algún grado de legitimidad a partir de la invisibilización mediática de la protesta social que provoca y de la postulación que algunos actores políticos hacen de Chile en su totalidad como un "país ordenado". Un ejemplo claro es la campaña publicitaria para las elecciones presidenciales de 2011 del candidato a presidente por UdeSo, alianza que incluye una fuerza política que al frente del Poder Ejecutivo redujo en un 13% el valor nominal del salario docente. Esta legitimidad se busca en los medios porque las industrias infocomunicacionales, en palabras de Martín Becerra, además de desempeñar un rol medular como articuladoras de los procesos productivos, estas industrias se distinguen del resto porque su materia prima son los símbolos y la información. Y además su relación con la cultura y con las percepciones, opiniones y elecciones de los individuos y grupos sociales es muy significativa. De lo que se infiere que al no ser confrontado el orden planteado en la industria cultural con lo que pretende ser (Adorno, 1967), es el campo propicio para legitimar políticas de reducción de derechos.
La falsa ilusión de individualidad que plantea la escuela de Frankfurt puede hacernos pensar que nuestras percepciones, opiniones y elecciones no están condicionadas en la medida que en realidad lo están por los grupos infocomunicacionales, usinas de legitimación de la globalización.

[1] Castells, Manuel (1995). "1. EL MODO DE DESARROLLO INFORMACIONAL Y LA REESTRUCTURACIÓN DEL CAPITALISMO", Tecnologías de la información, reestructuración económica y el proceso urbano-regional, Alianza Editorial.
[2] Morin y Adorno (1967). "La industria cultural", La industria cultural, Galerna.