miércoles, 20 de febrero de 2013

La elaboración del currículum según el modelo de objetivos de Ralph Tyler o el modelo de proceso de Lawrence Stenhouse


Ralph Tyler [1]: se manifiesta a favor de la definición explícita de objetivos educativos surgidos a partir del estudio sistemático de la realidad en el currículum para unificar criterios y evitar que los mismos dependan de las preferencias personales de los educadores. A partir de cuatro preguntas dirigidas a determinar los objetivos de la educación, las formas de seleccionar experiencias de aprendizaje, de organizar estas experiencias y de medir su efectividad, este autor desarrolla un método racional de construcción del currículum. Los objetivos deberían surgir a partir de la aplicación de las técnicas de investigación de las ciencias sociales al estudio metódico de los educandos y su realidad extraescolar y de las sugerencias de los especialistas disciplinares. Además, deberían ser útiles para la sociedad. Las experiencias educativas que instrumenten el proceso según el cual se alcanzan los objetivos tienen que dar lugar a cambios medibles en las conductas observables de los alumnos. Proyectos derivados de este modelo tenderían a una racionalidad instrumental burocrática según la cual cada aspecto del acto educativo estaría pautado: para qué, qué y cómo se enseña no sería elección de los docentes, haciéndolos piezas intercambiables de una determinada maquinaria.
Lawrence Stenhouse [2]: entiende que los objetivos forman parte de cualquier proceso educativo, pero se manifiesta en contra de los mismos como fin último de la enseñanza por considerarlos abstractos, útiles en teoría pero no en la realidad del proceso educativo. Considera además que la prescripción previa de metas explícitas limita al docente y le impide aprovechar oportunidades educativas surgidas del propio proceso de enseñanza. Indica que el currículum es más que un conjunto de instrucciones y da un lugar importante al docente al ubicarlo como intérprete del mismo, siendo no un medio para que los alumnos alcancen determinados objetivos sino un organizador neutral de un proceso de enseñanza en el que se analizan críticamente datos de la realidad. No se trata de una determinada receta sobre cómo enseñar para llegar a un determinado fin, sino de un modelo de proceso. Hay foco en el trayecto que recorre el alumno y no en su destino. Proyectos derivados de este modelo requerirían docentes altamente capacitados no sólo en sus ámbitos disciplinares sino en sus formas de orientar y comunicarse con los alumnos.

[1] Stenhouse, Lawrence (1991). Investigación y desarrollo del currículum, Ediciones Morata, Madrid
[2] Tyler, Ralph (1986). Principios básicos del currículo, Troquel, Buenos Aires