Aunque no se trata directamente de
cuestiones pedagógicas, el tipo de licencia de la plataforma usada
en un proyecto de educación virtual es de fundamental importancia y
probablemente impacte en la educación que se imparta a
través de ella.
El Software Propietario
es aquel en el
cual quien lo usa tiene limitaciones para modificarlo, analizarlo en
sus componentes internos o distribuirlo, limitándose sólo a poder
ejecutarlo. Esto implica una pérdida de libertad en al menos dos
planos: por un lado en las posibilidades de uso, porque hay que
limitarse al que los dueños de los derechos de autor, un grupo
de pocas personas, considera originalmente y que quizás no
contempla o excluye intencionadamente el escenario en que está inmerso el usuario,
teniendo que invertir este último grandes sumas de dinero para
desarrollos ad hoc; por otro, al tratarse de un recurso estratégico,
las posibilidades de continuidad de un proyecto -en este caso
educativo- que esté basado en software propietario dependen de la
capacidad de éxito de la empresa proveedora del software, y se da la
paradoja de que, a mayores niveles de éxito de esta empresa o del
propio proyecto, son peores las condiciones de negociación para
adaptar el software o incorporar mejoras.
El Software Libre, en cambio y teniendo
el conocimiento necesario, es posible ejecutarlo cuándo y cómo se
requiera, estudiar internamente sus componentes, modificarlos como
haga falta y distribuirlo con o sin modificaciones. Además, está
asociado por lo general a una comunidad de desarrolladores y expertos
de dominio que lo ponen a prueba en una cantidad de escenarios
enorme, por lo que probablemente las necesidades específicas de quienes
lo usan ya estén cubiertas. De esta forma, la continuidad de un
proyecto basado en software libre depende más de sus propias
fortalezas y debilidades internas que del desempeño comercial de
terceros.
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